jueves, septiembre 22, 2005

Clasificacion de los Elementos de Acuerdo con sus Propiedades. Metales y No metales.

Se conoce un gran número de sustancias distintas en la naturaleza, sabemos que las sustancias son distintas porque tienen diferentes propiedades. La mayor parte de ellas son compuestos, es decir, están formadas por átomos diferentes; pero un poco más de cien son elementos. Al conocerse la diferencia entre elementos y compuestos los químicos pudieron empezar con el estudio sistemático de las propiedades de los elementos por separado. Dado que el número de elementos es relativamente grande, surgió la necesidad de clasificarlos, de hacer una taxonomía para ellos. La manera lógica y natural de hacerlo es agruparlos de acuerdo con sus propiedades; es decir, reunir en la clasificación a los elementos que tengan propiedades similares.

Una de las primeras clasificaciones de los elementos se basó en la observación de sus propiedades físicas; los elementos podían dividirse en dos grandes grupos: en el primer grupo se colocaban aquellos elementos brillantes, relativamente duros, buenos conductores de la corriente eléctrica y del calor, dúctiles (que pueden deformarse en hilos) y maleables (que pueden formar placas muy delgadas). En el segundo grupo se colocaba a los elementos que no tenían estas propiedades.

El primer grupo se llama de los Metales y cualquiera de nosotros puede identifir fácilmente a las sustancias metálicas mediante la simple observación de las propiedades citadas. Cabe aclarar que ninguna sustancia en la naturaleza tiene todas las características ideales para ser el metal por excelencia; pero llamamos metales a las subtancias que reunen varias de ellas.

El segundo grupo es el de los No Metales.

Ejemplos de elementos metálicos son el Oro, la Plata, el Cobre, el Zinc, el Hierro, el Aluminio y el Magnesio.

No metales son el Azufre, el Oxígeno, el Hidrógeno, el Nitrógeno, el Fósforo. Debe notarse que todos los elementos que son gases en estado natural como el Oxígeno, son no metales; pues no son brillantes, ni duros, ni dúctiles, ni maleables; además son malos conductores de la corriente eléctrica; es decir, son aislantes.

Aún en nuestros días seguimos haciendo uso de esta división para describir a los elementos; pero esta clasificación tiene dos defectos fundamentales:

1) existen elementos que no pueden ser clasificados como metales o no metales; v.g. el Carbono. El Carbono en su forma de grafito es quebradizo, por lo tanto no es dúctil, ni maleable; pero es un buen conductor de la corriente eléctrica. Algunos autores llaman a este tipo de elementos metaloides.

2) la división de los elementos en sólo dos tipos sigue dejando grupos muy grandes, lo cual no facilita su estudio.

Para tratar de resolver este segundo problema, los químicos comenzaron a fijarse en las propiedades químicas y se hicieron algunas subdivisiones, como la muy conocida para los metales al clasificarlos en bajos: muy reactivos, y nobles: poco reactivos (no se rozan con la plebe). Desde este punto de vista los metales como el Hierro o el Cobre son bajos; pues reaccionan con facilidad y con un gran número de sustancias. Todos sabemos que el Hierro se oxida fácilmente en contacto con el aire o con el agua, y que las pulseras de Cobre ponen verde la piel al reaccionar con las secreciones corporales. El Oro es un metal noble, por ello se utiliza en joyería pues no pone verde la piel, no se "ensucia" y no cambia de color (además se usa porque es uno de los metales más dúctiles y más maleables).

Aún con esta subclasificación, los grupos de elementos siguen siendo grandes y pronto se hizo evidente que la mejor manera de clasificar a los elementos era a través de sus propiedades químicas.